Blueprint for Men-Español

Día 03 - Afila el Borde

Rudy Escobar

Afila El Borde. La Hermandad Importa.

El Día 03 del devocional «Todo o Nada» nos recuerda que ningún hombre fue creado para vivir aislado, pues como el hierro afila al hierro, los hombres se fortalecen unos a otros a través de la confesión, la oración, la verdad y la responsabilidad mutua. Desde los barrios de Kibera en Kenia hasta las iglesias clandestinas en Corea, la hermandad auténtica transforma vidas y evita que los hombres caigan en soledad y debilidad. La pregunta es si tu círculo actual te está afilando o desgastando; por eso, el reto de hoy es dar un paso hacia la hermandad intencional: enviar un versículo, orar juntos, o simplemente invitar a alguien a caminar contigo en fe. El filo no se mantiene solo, necesita calor, presión y comunidad. Los hombres Todo o Nada viven entregados, totalmente comprometidos, sabiendo que Dios honra al que se niega a retroceder.

Día 03 - Afila el Borde - La Hermandad Importa.

(0:00 – 7:23

Bienvenidos al devocional «TODO o NADA». Hoy es el día de Afilar El Borde. La Hermandad Importa.

 Como el hierro afila el hierro, así un hombre afila a otro. Proverbios 27:17. - Jim Rohn dijo:

Eres el promedio de las cinco personas con las que pasas más tiempo.

 El proverbio africano dice: 

«Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado».

 Esa verdad se refleja en tiempo real en un lugar que la mayoría de la gente pasa por alto: Kibera, Kenia, uno de los asentamientos informales más grandes del mundo.

 En el corazón de esa comunidad, una hermandad de hombres conocida como Wanabe Wa Masalaba, hombres de la cruz, se reúne cada semana en una iglesia de una sola habitación con pintura descascarada y suelos de tierra. Algunos caminan kilómetros para llegar allí. Otros traen a sus hijos para que puedan ver cómo es la masculinidad piadosa.

 Estos hombres no se reúnen solo para hablar. Se forjan unos a otros en el fuego de la verdad.

Confiesan sus pecados. Se leen las Escrituras unos a otros. Comparten comida, dinero y tiempo cuando uno de ellos atraviesa días difíciles. Si un matrimonio está en crisis, todo el grupo se presenta.

Si un hermano es tentado, los demás lo llaman y oran antes de que caiga. Se fortalecen unos a otros, no con palabras de consuelo, sino con valentía. Uno de ellos, Daniel, era conocido en todo el barrio por su alcoholismo y sus arrebatos.

Era más temido que respetado, pero la hermandad no lo abandonó. Ayunaron. Le impusieron las manos.

Lo visitaban a diario. Poco a poco, Daniel cambió. Dejó la bebida, regresó con su familia y hoy lidera un segundo grupo de hombres más jóvenes en su propio proceso de recuperación.

Ahora dice:

«Estos hombres no solo me cambiaron, me dieron un nuevo nombre».

Al otro lado del mundo, en iglesias clandestinas de Corea del Sur, grupos de hombres cristianos se levantan antes del amanecer para reunirse en sótanos de edificios de apartamentos. Algunos son ejecutivos, otros son conserjes.

Se arrodillan juntos en el suelo frío, con las manos levantadas, orando al unísono. Se hacen responsables mutuamente de su pureza, de su fidelidad a sus familias y de su valentía en su testimonio. Su lema es: 

«No dejar a nadie atrás».

Ya sea en África o Asia, en un pequeño pueblo de Estados Unidos o en una base militar en el extranjero, la verdad es la misma. Los hombres se fortalecen unos a otros, siempre ha sido así y siempre lo será. La primera táctica del enemigo contra un hombre es el aislamiento.

Si consigue convencerte de que debes manejar las cosas por tu cuenta, empezarás a caer. Al principio lentamente, luego en silencio, pero inevitablemente. Los lobos solitarios pueden parecer duros, pero sangran solos.

No fuiste creado para eso. Fuiste creado para la forja. No tiene por qué ser complicado.

Todo comienza con una simple invitación. ¿Quieres acompañarme? Crece a través de la confesión sincera, el ánimo constante y la valiente responsabilidad. No se trata de fingir ser perfecto.

Se trata de negarse a quedarse estancado. Y seamos realistas, ya tienes un círculo. Personas a las que envías mensajes, con las que hablas o con las que te sientas cada semana.

La pregunta es: ¿te están afilando o te están amellando? Este es el reto de hoy. Acércate a un hombre hoy y da un paso hacia la hermandad intencional. Envía un versículo, haz una pregunta real, fija una hora para reuniros, oren juntos.

Ya sea en la pausa para comer, en una llamada semanal o incluso en una sesión de gimnasio con un propósito. Crea un ritmo. El filo no se mantiene afilado por sí solo.

Necesita calor. Necesita presión. Necesita a otros hombres.

Cuando los hombres caminan juntos en la gracia y la verdad, no solo sobreviven a las batallas de la vida. Se levantan más afilados e inquebrantables. Esto es lo que significa ser un hombre comprometido.

Entregado TODO o NADA, totalmente comprometido. 

¡Sigue Figurando!

Dios honra al hombre que se niega a dar marcha atrás.